Apple, en problemas porque el iPhone 8 depende de Samsung / Análisis.

El nuevo teléfono de la manzana va a contar con paneles Oled y la coreana domina su producción.

La relación entre Apple y Samsung se ha visto marcada por enconadas disputas y estrechas relaciones comerciales forjadas ‘tras bambalinas’.

En los últimos años, se han enfrentado en los tribunales, en múltiples ocasiones, por infringir patentes. A ello se suma que cada trimestre batallan por el primer lugar en ventas de teléfonos inteligentes y libran un duelo por seducir a los consumidores con nuevos productos.

Pero su antagonismo público contrasta con su cercanía en la trastienda empresarial. Samsung ha sido el principal proveedor de componentes del iPhone desde 2007, cuando el teléfono de la manzana emergió en la escena tecnológica. Hasta 2011, la firma coreana proporcionaba los chips de memoria Dram y Nand Flash y se encargaba de manufacturar un porcentaje de los procesadores de la serie A, según la revista Forbes.

La fuerte relación entre la firma coreana y la estadounidense se vio golpeada por las disputas de patentes que iniciaron en 2011 cuando Apple acusó a Samsung de haberle copiado aspectos relacionados con el diseño, la fabricación y la experiencia de usuario (acá se incluyen elementos como la disposición de los íconos en el sistema operativo).

Como evidencia del deterioro de la relación entre estos actores de la industria, según el medio especializado iFixit, el iPhone 7 solo contó con chips de memoria Dram fabricados por Samsung.

La firma coreana dejó de participar en la fabricación de procesadores de la serie A desde 2016. En la actualidad, la empresa china TSMC se encarga, en exclusiva, de manufacturar el procesador A10.

Sin embargo, el ‘romance subrepticio’ entre los dos titanes del mercado de los teléfonos inteligentes vive un capítulo de reconciliación en 2017. Los rumores apuntan a que Apple presentará tres dispositivos este año: una versión mejorada del iPhone 7, otra del iPhone 7 Plus y un iPhone 8 que introducirá un diseño de pantalla curva, con márgenes mínimos y sin botón físico en la parte delantera (muy a semejanza de lo visto con el Galaxy S8).

En aras de cristalizar ese concepto de diseño, es necesario acudir a paneles Oled, como aquellos utilizados por los teléfonos de la familia Galaxy.

Los paneles Oled se caracterizan por ser más eficientes desde el punto de vista energético (consumen menos batería) y por proveer una experiencia visual con negros más profundos y colores más vivos. La base de estas pantallas es un diodo orgánico de emisión de luz (Organic Light-Emitting Diode) que genera y emite luz propia. No depende de una fuente trasera de luz y su grosor es menor.

A simple vista, los paneles Oled deberían ser la elección lógica de cualquier marca de celulares. Sin embargo, su proceso de fabricación es complejo y de mayor costo.

suplir sus propias necesidades y las de Apple no ha resultado fácil para Samsung. Como consecuencia, la firma de la manzana no va a lanzar el nuevo iPhone en septiembre

Según voceros del índice bursátil Nikkei, Apple solicitó 70 millones de paneles Oled a Samsung. La firma coreana domina el mercado de este tipo de tecnología de pantalla y, al parecer, es el único proveedor preparado para suplir a la compañía de la manzana en el año regente.

De forma adicional, el medio ETNews asegura que el iPhone 8 contará con chips de memoria Nand Flash fabricados por Samsung y continuará con sus chips de memoria Dram. En ambos rubros, Samsung también es un actor dominante en la cadena de suministros y Apple no ha logrado dejar de depender de él.

Existen otros fabricantes involucrados con la fabricación de paneles Oled, entre ellos LG, Sharp y Display Inc, pero, según un reporte de Mark Gurman y Jungah Lee para Bloomberg, ninguno de ellos cuenta con la capacidad para producir el volumen de pantallas requerido por la firma con sede en Cupertino (California), al menos por ahora.

Según la columnista de Bloomberg Shira Ovide, suplir sus propias necesidades y las de Apple no ha resultado fácil para Samsung. Como consecuencia, la firma de la manzana no va a lanzar el nuevo iPhone en septiembre, como ha acostumbrado desde 2012, sino entre octubre y noviembre, porque no cuentan con suficientes suministros para suplir la demanda del mercado en ese periodo del año.

Por otra parte, se esgrime que Apple ha intentado incorporar el botón de inicio y el sensor de huella dentro de la pantalla (también a imagen y semejanza del Galaxy S8), pero no ha conseguido lograr que el lector de huellas opere de forma adecuada. Ello ha derivado en retrasos y en la reubicación del sensor en la parte trasera.

No es la primera vez que Apple tiene problemas con la cadena de suministros. En 2014, pensaban introducir pantallas de zafiro en el iPhone 6 (ello habría garantizado mayor resistencia a las caídas). Con tal propósito, contrataron los servicios de GT Advanced Technologies. Sin embargo, el proveedor no fue capaz de suplir suficiente vidrio de zafiro de calidad aceptable. Como resultado, Apple, abandonó su apuesta por monitores más resistentes y GT Advanced se declaró en bancarrota.

Fuente: eltiempo.com

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