Tras una apretada votación la polémica ley de copyright ha sido aprobada en el Parlamento Europeo, pese a que numerosos juristas y eurodiputados advierten de los riesgos para el acceso a la información y la libertad de expresión.
El futuro de Internet en Europa tiene todas las papeletas para ver coartada su libertad y verse atravesado por la censura y la mayor falta de oportunidades para las plataformas más pequeñas. Tras rechazar en primera instancia la reforma de la ley de copyright el pasado mes de julio, hoy las tornas han cambiado: el Parlamento Europeo ha votado a favor de realizar los cambios a la Directiva de Derechos de Autor, una legislación destinada a actualizar los mismos para adaptarlos a la era de Internet.
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La legislación aprobada hoy todavía no tiene un carácter definitivo, sino que se enfrentará a una votación final en el Parlamento Europeo. De entrar en vigor, su interpretación estaría sujeta a la voluntad de cada uno de los Estados miembros. Algunas de las claves principales de la propuesta son la regulación de la subida de contenidos a grandes plataformas por Youtube -que, controladas por algoritmos, eliminarían cualquier vídeo que contenga fragmentos de otros y por tanto, vulnere los derechos de autor-, así como un impuesto a agregadores de noticias, como Menéame, por compartir extractos de artículos de medios de comunicación.
Los artículos 11 y 13, el foco de la polémica de la ley de copyright
El Parlamento Europeo ha dado luz verde al polémico punto que aborda la necesidad de usar filtros para controlar el contenido que suben los usuarios, exigido a las grandes compañías como Youtube, Facebook y Dailymotion y no a las pequeñas plataformas. El artículo 13 dispone así que se deberá escanear todo el contenido a fin de perseguir y eliminar el intercambio sin licencia de material protegido por derechos de autor. Por ejemplo cualquier parodia o vídeo que contenga unos segundos de canción protegida o una imagen con derechos de autor serían borrados de la faz de la tierra digital.
Por su parte, el artículo 11 se concibe como una resurrección de la tasa Google o canon AEDE para proporcionarles a los editores y periódicos una forma de ganar dinero cobrándoles a los agregadores de noticias como Menéame o Google News, este último difunto en España. Entre otras cosas, la enmienda aprobada estipula que solamente se podrán enlazar palabras individuales del artículo original. De este modo, usar el titular de un artículo para enlazar en una página como Menéame sería ilegal si la plataforma no abona un canon a dicho blog o medio de comunicación.
La directiva ha sido apoyada por los europarlamentarios españoles de PP y PSOE, mientras que ha sido rechazada y duramente criticada por Podemos e Izquierda Unida. Ambos partidos coinciden en que la normativa surge para “regular el conflicto entre las grandes empresas de creación de contenidos y las grandes empresas de distribución”, en lugar de poner el foco en los derechos de los trabajadores de la cultura o de la ciudadanía para acceder a la información.
Por su parte, el eurodiputado Axel Voss agredecía “el trabajo que hemos realizado juntos” y calificaba la aprobación de la ley del copyright como “una buena señal para las industrias creativas en Europa”. Los defensores de la Directiva de Copyright argumentan que la campaña en contra de su aprobación está financiada por los gigantes tecnológicos estadounidenses como Google o Facebook, argumentando que las leyes existentes bloquearán los peores excesos de la normativa.
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Desde FACUA calificaban el mes de julio la reforma de la norma como “peligrosa directiva mordaza”, recalcando que el objetivo es ejercer la censura y retirar contenidos incómodos para determinados intereses empresariales y políticos. Julia Reda, del Partido Pirata, describió el resultado como “catastrófico”, mientras que múltiples juristas y expertos consideran que de entrar finalmente en vigor, las enmiedas a la ley de copyright supondrían un gran lastre para la libertad de expresión e incluso el fin de Internet tal y como lo conocemos.
Fuente: ticbeat.com