Sean Boulanger trabaja como community manager en una agencia digital en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, y no se considera a sí mismo un gran inversor.
Pero se cruzó en su camino la tecnológica estadounidense Civic, gestionada por el emprendedor sudafricano Vinny Lingham, quien planeaba recaudar dinero de una manera de la que Boulanger nunca antes había oído hablar.
En lugar de vender participaciones, Civic decidió crear sus propios tokens o monedas virtuales para ayudar a financiar la plataforma de verificación de identidad que estaba desarrollando.
Boulanger quedó impresionado con el producto de Civic y decidió invertir en él.
«Me permitió dar el salto e invertir en una startup, lo cual es algo muy difícil de hacer en este país, sobre todo con fondos limitados», dice Boulanger.
«El riesgo es alto, pero también lo es la recompensa».
Civic obtuvo US$33 millones a través de esta Oferta Inicial de Monedas (ICO), tal y como se le conoce a esta práctica.
El costo de la nueva divisa queda fijado por la entidad emisora y los inversores guardan las «monedas» en carteras digitales, con la esperanza de que su valor aumente a medida que florece la compañía.
Varias compañías están desarrollando aplicaciones basadas en Blockchain —la plataforma tecnológica que soporta al Bitcoin— y han ganado dinero de esta manera, entre ellas Bancor (US$153 millones) y Tezos (US$232 millones), que solamente este año alcanzaron US$1.000 millones.
A las empresas les gustan las ICO porque son rápidas, fáciles y libres de burocracia reglamentaria.
«Preparar una ICO tan sólo requiere unas semanas y puede dirigirse directamente a inversionistas y a clientes, sin pasar por los capitalistas de riesgo», le dice a la BBC Michael Marcovici, director de un Digital Developers Fund (DDF), un fondo ubicado en las Islas Caimán.
Su fondo tiene actualmente tokens a la venta para recaudar dinero para sus propias inversiones en criptodivisas.
Pero la falta de regulación resulta alarmante en muchos círculos jurídicos.
Las estafas
La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, en inglés), advirtió a los inversores sobre las falsas ICO y los llamados pump and dumb, uno de los tipos más peligrosos de spam en el que los estafadores difunden rumores e información falsa sobre ofertas potenciales para inflar el precio de las acciones de la empresa.
Una vez que sube el precio de las participaciones, los estafadores las venden obteniendo un beneficio.
Boulanger dice que fue cauteloso antes de invertir a causa de la publicidad negativa que sabía que rodea a las ICO.
¿La próxima burbuja de inversión?
«Me pareció que eso todavía es un poco como el Lejano Oeste», dice. Pero lo cierto es que no se arrepiente.
Dio el paso con Civic porque confió en Lingham, un emprendedor exitoso y compatriota sudafricano que conoce los riesgos por ambas partes.
«Este es un terreno desconocido, pero estamos muy seguros de que es lo correcto para la compañía», dice Lingham, cuyo objetivo era hacer la venta de los token de su firma lo más transparente posible para evitar futuras acusaciones de ilegalidad.
«Pero por desgracia hay muchos estafadores operando en este escenario», advierte.
Lo que preocupa es que las ICO estén creandola típica burbuja de inversión, similar a la Tulipomanía del siglo XVII, y atrayendo a defraudadores y hackers hacia este nuevo mercado no regulado.
Cerca del 10% (unos US$150 millones) del dinero invertido en ICO este año con la plataforma Ethereum fue robado, de acuerdo con un reciente análisis de Chainalysis, una firma especializada en el monitoreo de transacciones con criptodivisas.
La batalla legal
«Ya hay historias de estafadores que están aprovechándose de cierta manera de esa exuberancia irracional de las ICO», dice Gray Sasser, del bufete de abogados estadounidense Frost Brown Todd, especializado en Blockchain.
Sasser cree que la regulación es inevitable. De hecho, el SEC sugirió recientemente que podrían registrarse de la misma forma que las inversiones tradicionales.
Pero defensores de las ICO como Marcovici creen que los inversores deberían llevar a cabo sus propios procesos.
«De seguro habrá intentos para regular el sector, pero como director de un fondo tengo que decir que las regulaciones agregan costos al inversor y reducen las opciones drásticamente«, explica.
Por otra parte, Lingham no tiene dudas de que la regulación llegará.
«Estamos en los albores de una industria muy nueva», explica. «Me hace muy feliz ver lugares como Suiza o Singapur creando marcos de regulación para las ventas de tokens para asegurarse de que pueden ser controlados y beneficiar a la sociedad».
Pero Sasser teme que un escándalo de estafa obligue a los reguladores estadounidenses a actuar.
El riesgo para las empresas que tengan tokens en preventa, advierte, es que la nueva regulación pueda elevar los costos de cumplimiento hasta el punto de que se haga desaparecer el dinero ya obtenido.
«Es sólo cuestión de tiempo que un inversionista descontento haga una reclamación por fraude contra un emisor».
«Por ahora, tanto los inversionistas como los emisores están desprotegidos».
Fuente: bbc.com