Las razones para creer que Mark Zuckerberg quiere ser presidente.

Quienes lo conocen, señalan que sueña con ser un emperador.

Mark Zuckerberg quiere ser un emperador. Así lo afirman personas cercanas a su séquito, según el corresponsal de la revista Vanity Fair, Nick Bilton. Es un ‘nerd’ que ama los juegos de estrategia del corte de ‘Risk’ o ‘Civilization’, disfruta ‘Games of Thrones’ y ha venido cultivando sus habilidades políticas en los últimos años.

Los analistas auguran que el cofundador de Facebook planea lanzarse a la presidencia de los Estados Unidos en 2020, en el mejor de los casos, o en el 2024. De hacerlo en el primer escenario, tendrá 36 años, uno más de los requeridos para aspirar por el mandato de la primera potencia del mundo.

Si opta por lanzarse cuatro años más tarde, sumará 40, dos menos que Teodoro Roosevelt –el presidente más joven de la historia de Estados Unidos, quien oficiaba como vicepresidente en 1901 y asumiría el cargo tras el asesinato de William McKinley- y tres menos que John F. Kennedy, quien resultó electo para ocupar el despacho oval a los 43, en 1960.

Zuckerberg no ha expresado interés en la presidencia de forma directa. Todo se reduce a especulación y chismes de pasillo que circulan por Silicon Valley. No obstante, sus actos y su estrategia de comunicación han llevado a que los observadores enarquen sus cejas y murmullen en franca y lógica sospecha.

El último de los indicios de sus intenciones es el carácter político de su reto personal para 2017: se ha embarcado en la epopeya de conocer personas en cada Estado de los Estados Unidos. Ya ha visitado 20 -en periodos previos- y le restan 30.

El 3 de enero, Mark Zuckerberg anunció su reto personal para 2017 a través de su página personal.

Desde hace ocho años se ha propuesto cumplir con un desafío

2009: se retó a usar una corbata cada día (algo extraordinario para un amante de la simplicidad de los abrigos con capucha).

2010: aprendió mandarín
, no solo para facilitar su comunicación con la segunda economía más robusta del mundo, sino para poder dialogar con los familiares de su esposa, Priscilla Chan –y algo que, sin duda, le supondrá una considerable ventaja de convertirse en mandatario-.

2011: solo se alimentó con carne de animales que él hubiera sacrificado.

2012: escribió código de programación todos los días.

2013: conoció a alguien que no trabajaba en Facebook a diario

2014: redactó, al menos, una carta de agradecimiento, a una organización o individuo, todos los días.

2015: su propósito de leer un libro cada dos semanas dio luces sobre su interés en los entresijos del poder. Dentro de las obras que leyó, y posteriormente recomendó, se encuentran:

‘Por qué las naciones fallan: los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza’, de Daron Acemoglu y James A. Robinson.
‘El optimismo racional: cómo evoluciona la prosperidad’, de Matt Ridley.
‘Los portafolios de los pobres: cómo el mundo pobre vive con 2 dólares por día’, de Daryl Collins, Jonathan Morduch, Stuart Rutherford, y Orlanda Ruthven.
‘El orden mundial’, de Henry Kissinger.
‘Negociando con China’, de Henry M. Paulson Jr.
‘El fin del poder’, de Moisés Naím.

Después de trabajar en su propio sistema de inteligencia artificial, y de publicar videos sobre ello en sus redes sociales, ha empezado a exhibir los avances de su propósito para 2017. Compartió fotos de sus reuniones con líderes de la comunidad en Waxahachie. Así mismo, habló con madres jóvenes, líderes religiosos y académicos. Como parte de su recorrido, visitó la estación de policía de Dallas y asistió a un rodeo.

Mark Zuckerberg con líderes del sector educativo en Texas, Estados Unidos.

Las fotografías que registran su visita (como la que sale arriba) evocan a las de cualquier político en campaña. Por si eso fuera poco, el año pasado, Facebook emitió una declaración de poder donde se estableció que Zuckerberg podría postularse a un cargo público y, aun así, mantener el control de la compañía de la cual es líder.

A eso se suma una reciente declaración de Mark Zuckerberg en la que dejó a un lado su ateísmo y mostró respeto por las religiones (aunque no se declaró creyente de una deidad en particular). Este gesto ha llevado a creer que su postura responde a que ningún mandatario electo ha mostrado posturas teológicas indefinidas.

Y otra prueba más de que algo planea: David Plouffe, otrora director de campaña de Obama, se unió al equipo de Facebook para encargarse de liderar el departamento de políticas y promoción hace poco.

Muestra de su creciente interés en forjar una imagen atractiva desde la perspectiva política también son sus sesiones de preguntas y respuestas. En estas reuniones, Zuckerberg responde las inquietudes de expertos, periodistas o incluso funcionarios de otros países.

En 2015, visitó Colombia y, en un encuentro previo con el presidente Juan Manuel Santos, colgó su saco con capota para enfundarse un traje de color negro. Se encontraba promocionando Internet.org, ahora conocido como Free Basics
, un servicio que se propone garantizar acceso gratuito a una serie de aplicaciones de uso recurrente, entre ellas la mismísima Facebook y algunas plataformas locales con impacto social, como 1Doc3.

Internet.org se convirtió en un motivo para que Zuckerberg empezara a estrechar manos con líderes mundiales. Se añade a la lista de indicios su intención de donar el 99 por ciento de su fortuna a causas caritativas, lo que le granjeó apoyo popular.

Los puntos débiles y las dudas

Para Nick Bilton, quien, además, trabajó en un perfil de Zuckerberg años atrás, la principal debilidad del magnate es su poca habilidad para entablar relaciones sociales. Es cierto, en sus primeras entrevistas televisivas, se caracterizó por no desenvolverse de la forma esperada.

De hecho, es famosa su aparición durante la conferencia D8, celebrada en 2010, donde quedó registrado el copioso sudor que inundaba su frente cuando le preguntaron sobre los problemas de privacidad que afectaban a Faceook. Es, no obstante, un punto débil en el que ha enfocado sus esfuerzos durante los últimos años.

Más allá de sus falencias en el campo de lo interpersonal, resulta evidente su capacidad para liderar y cambiar su estrategia en aras de adaptarse y conquistar los mercados –y, por qué no, los potenciales electores-.

Cuando ofreció sus primeros resultados financieros en 2012, poco después de debutar en Bolsa, se elevaron voces de incredulidad porque los inversionistas cuestionaron del futuro de la empresa en el creciente ecosistema de los móviles. Lo cierto es que, en la actualidad, el 84 por ciento de los ingresos de la firma llegan por esa vía y más de 1.000 millones de usuarios acceden a la red social, a diario, por su celular.

El crecimiento de Facebook en ingresos

Zuckerberg propinó otro garrotazo a los escépticos tras robustecer su compañía con la adquisición de otras plataformas con potencial de crecimiento como Instagram (adquirida en mayo de 2012 por 1.000 millones de dólares) y WhatsApp (comprada por 19.000 millones de dólares en febrero de 2014). Intentó hacerse con Snapchat, pero no logró.

Alex Hern, columnista de The Guardian, expresa sus reparos con respecto a la posible candidatura de Zuckerberg. Para él, los actos del joven empresario de 32 años responden más a una táctica para mejorar su imagen corporativa que a una ambición política.

Para Hern, Zuckerberg ostenta mayor poder como presidente de Facebook que como posible mandatario de Estados Unidos. “En su posición actual, no debe responder a los electores, ni a un Congreso, y acumula el 56 por ciento de los derechos de votos en las juntas directivas de la firma”, indica.

Y dado que Facebook le llega a 1.800 millones de usuarios en el planeta, Zuckerberg es, como ha apuntado otros expertos, uno de los pocos líderes en el mundo que podría perder poder de ganarse en lugar en el despacho oval de la Casa Blanca.

Fuente: eltiempo.com

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