Según Gartner, el hogar conectado sigue siendo tema de ‘early-adopters’ y alerta de la dificultad de llegar a una masa crítica o de monetizar estas tecnologías.
Cuando se da vida a un nuevo concepto tecnológico, es normal que exista un cierto ‘hype’: una emoción desorbitada que altera las previsiones de ese mercado, más optimistas de lo que realmente se va a lograr en el corto plazo. Más raro es cuando en un mismo campo (como es el hogar) se producen dos ‘hypes’ prácticamente seguidos y ninguno de ellos acaba por germinar en una industria sostenible y de adopción masiva.
Tras el fracaso de la domótica, originaria en los 70, relanzada en los 2000 y que nunca pasó de ser un complemento en viviendas de lujo y un reclamo para frikis de la tecnología, ahora estamos inmersos en la tendencia del hogar conectado. Casas inteligentes, sensorizadas por completo, que prometen una experiencia mucho más confortable y eficiente… que firmas como Google (Nest) anticipan como algo estándar en los próximos cursos. Y , al igual que pasó con la domótica, la burbuja que se está generando no se corresponde a las implementaciones de casas conectadas en el mundo de verdad.
Así lo asegura Gartner, consultora que rebaja la expectación de este mercado al señalar que apenas un 10% de los hogares en los mercados más maduros (como Estados Unidos, Reino Unido o Australia) cuenta con este tipo de soluciones. Un estado del arte muy temprano que está, hoy por hoy, limitado “a los early-adopters”, enfrentando un gran reto a la hora de trasladar esta tecnología al resto de usuarios. “Los proveedores tendrán que identificar las motivaciones profundas de los usuarios actuales para tratar de inspirar a la gran masa”, aseguran desde la compañía de análisis.
Los sistemas de seguridad y alarmas son la herramienta más utilizada de todas las tecnologías que componen el hogar conectado, con el 18% del total de la industria, por encima de la monitorización domiciliaria (11%) o las herramientas de salud y bienestar (11%).
Otro desafío pendiente y que pincha la burbuja del hogar conectado es la monetización de todas estas tecnologías. Con la excepción de las alarmas y servicios de seguridad (basados en cuotas mensuales), el resto de tecnologías no han encontrado todavía un modelo de negocio rentable: menos de la mitad de las casas consideradas como conectadas paga algún tipo de suscripción por su uso. En Estados Unidos, por ejemplo, el 58% de los hogares conectados no paga ni un sólo centavo a ningún proveedor.
¿Cuáles son hoy por hoy los drivers de este mercado? Tres cuartas partes de los encuestados indicaron que estaban encantados de ajustar manualmente los controles de temperatura e iluminación, en comparación con sólo un cuarto de los que expresaron interés en que los dispositivos anticiparan las necesidades del hogar.
Fuente: ticbeat.com