El estado de la privacidad un año después de la batalla del FBI contra Apple.

Esta semana es el aniversario de uno de los lances legales que más ha dado que hablar y que todavía divide a la sociedad en el mundo de la vigilancia y la privacidad.

Esta semana se cumple un año de una de las batallas legales más polémicas sobre el acceso de los gobiernos a datos confidenciales y encriptados de los usuarios: el FBI contra Apple. Quizás, la contienda cambiará para siempre el mundo de la vigilancia digital y la privacidad personal ya que la actualidad no ha abandonado a un caso que nunca se llegó a resolver en los tribunales. El debate sigue abierto.

El presunto terrorista Syed Rizwan Farook protagonizó, junto con su mujer, un ataque masivo en San Bernardino (California) dejando al menos 14 muertos y 21 heridos. Ambos fueron abatidos por la policía. En el lugar de los hechos se encontró el iPhone del atacante. Tanto las autoridades como el FBI exigieron a Apple el desbloqueo del teléfono para comprobar las posibles conexiones con células yihadistas del tirador, a lo que la empresa de Cupertino se negó alegando que ese simple acto sentaría un precedente por el cuál cualquier ciudadano podría ser desprovisto de su privacidad para necesidades gubernamentales ya sean de vital importancia o no. Es en este punto cuando comienza el desfile de apelaciones, juicios y abogados que acabó con el apoyo de toda la industria a la firma dirigida por Tim Cook y con el terminal desbloqueado aunque sin colaboración alguna por parte de la firma.

Según varios expertos, durante estos doce meses la situación no ha sentado ningún precedente legal en los Estados Unidos, ni ha aumentado significativamente la vigilancia, ya que el lance nunca se llegó a resolver en las cortes. El propio FBI se retiró cuando logró entrar en el dispositivo. Sin embargo, algunas de las restricciones podrían llegar este año. El congreso ya ha redactado un proyecto de ley que podría obligar a las empresas privadas a conceder acceso a los datos de empleados para investigaciones criminales o simplemente para vigilarles. La conversación se centra en si esto podría llevarse a cabo sin erosionar la privacidad personal y los derechos civiles.

“El hecho de que el gobierno pudiera acceder al contenido que buscaba sin la asistencia de Apple, socavó su argumento de que necesitaba obligar a la empresa mediante los tribunales. Su denuncia fue de un alcance excesivo”, argumentó Greg Nojeim, director del proyecto de libertad, seguridad y tecnología del Centro para la Democracia y la Tecnología.

A todo esto se suma la llegada de Donald Trump a la presidencia del país, quien aunque no ha hecho referencia al asunto ni durante su recién estrenado cargo ni en la campaña electoral, fue uno de los personajes públicos que llamó al boicot a Apple cuando la compañía se negó a cumplir con las peticiones del FBI.

La polémica de las ‘puertas traseras’

“Muchas personas han argumentado que empresas como Apple pueden crear puertas traseras que permitan a los ‘buenos’ acceder a los datos, evitando el acceso de malos actores”, expresó John Verdi. “Desafortunadamente, esto es imposible”. Por su parte, John Bambenek, gerente de sistemas de amenazas de Fidelis Cibersecurity, afirmó que la mayoría de las empresas tecnológicas son globales. “Si se ven obligadas a proporcionar una puerta trasera para la inteligencia de los Estados Unidos, se podrían ver en la misma situación en otros lugares del mundo pero con jurisdicciones menos amigables”.

Fuente: cso.computerworld.es

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